La soledad se va llenando de opciones. Si las mujeres ya tienen suficientes sex toys para hacerle competencia a la oferta reacia de los hombres en el mercado sexual, ahora los hombres pueden conseguirse una chica de plástico, que parece casi real.
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Eso sí, no es barato. Una nena de estas cuesta más de 5 mil dólares. Los fríos racionalistas podrán sacar cuentas y calcular cuánto tiempo tarda una mujer de verdad en hacerles gastar lo mismo. A lo mejor las Real Dolls se amortizan más rápido de lo que cabría pensar.
Por suerte, en Real Doll se apiadaron de los solitarios en la crisis y empezaron a ofrecer algunas promociones como caras gratis, envíos sin cargo y precios rebajados por tiempo reducido, entre otras facilidades.
Las muñecas realistas tienen nombre y todo. Caras hermosas y diferentes para dejarse seducir, cuatro tonos de piel para elegir, medidas varias para
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la delantera de acuerdo al gusto y preferencia del consumidor. Una maravilla. Y una de las diferencias fundamentales con sus antecesoras inflables, es que estas chicas son pesadas. Osea, pesan lo que pesa una mujer (sin gordura, por supuesto).
Para muchos bien vale la inversión: «Mi muñeca es absolutamente hermosa, su cuerpo es extraordinario más allá de las palabras», comentó un cliente satisfecho. Otro admiró el parecido que tienen las muñecas con una mujer de carne y hueso: «No las veo como un reemplazo de una mujer real, ¡pero sí llegan a verse y sentirse muy parecido a la cosa real! El nivel de detalle es excepcional hasta los dedos de los pies».
Mujeres desamoradas, no quiero saber lo que están pensando. Pero sí, hay hiperrealismo para nosotras también: hay tres apuestos
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modelos masculinos. También hay un torso sin cabeza pero que trae lo más importante. Y un ofertón: el pene más realista del mercado por solo cien dólares.
Da la sensación de que el dinero no puede comprar la felicidad, pero sí cosas de plástico muy parecidas.
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