La caída de cabello tiene muchas causas. Una de ellas tiene que ver con factores genéticos, pero si sabemos cuidarnos, no tenemos por qué estar condenadas a sufrir lo mismo que nuestros familiares pasados. La mayoría de las causas de la caida del pelo son controlables, así que no hay que entrar en pánico. Sólo necesitamos disciplina para lograr una cabellera abundante y saludable.
La caída de cabello se debe principalmente a una mala irrigación sanguínea, un exceso de sebo en el cuero cabelludo y a un cabello débil. La alimentación que llevemos es sumamente importante para nuestro cabello: todo lo que comemos –y nuestro estilo de vida en general- se reflejan en él. Nuestro cabello sufre las consecuencias de una alimentación pobre en nutrientes; si no le damos
los nutrientes que necesita, se vuelve frágil y quebradizo.
Para mantener un cabello fuerte de la raíz a la punta, y evitar que se caiga, procuremos comer verduras de hojas verdes (ricas en hierro) como espinacas, acelgas y coles de bruselas. Asimismo, es importante que bebamos suficiente agua
(2 litros por día) y que incluyamos alimentos ricos en minerales como selenio (cebollas, nueces, ajos, coles, pepinos, calabazas, manzanas), zinc (apio, espárragos, borrajas, higos, patatas, berenjenas) y magnesio (plátano, aguacate, garbanzos, lentejas).
Lo que no debemos comer son grasas animales (sobre todo embutidos), café (pues contribuye al estrés cotidiano y por tanto a la caída de pelo), chocolate y frituras. En general, todo lo que debemos evitar comer para mantenernos saludables.
Otros factores a tener en cuenta para que nuestro cabello se mantenga en su lugar: evitar amarrarnos el cabello con mucha presión, y de preferencia, traerlo suelto; no aplicar sobre nuestro cabello tratamientos que impliquen calor excesivo, no bañarnos con agua demasiado caliente, evitar en lo posible usar secadores o planchas o bien, utilizar el secador con aire frío y a una distancia considerable.
¡Voilá! Cuidemos de nuestro pelo y entonces lo veremos sano y brillante.