Según un estudio realizado por Boston Medical Group, el alcohol es la principal causa de disfunción eréctil entre los jóvenes de 18 a 35 años, seguida por el tabaco y las drogas. Esta es la conclusión a la que llega el estudio, tras comprobar que más del 70% de los hombres con tendencias alcohólicas tienen problemas graves para mantener relaciones sexuales satisfactorias, provocados principalmente por falta del deseo sexual y disfunción eréctil. De la misma forma, los resultados del estudio desprenden que más del 50% de los hombres cuestionados han tenido problemas para mantener relaciones si estaban en estado de embriaguez, por lo que el alcohol se presenta como uno de los mayores enemigos del deseo sexual del hombre.
Esta noticia no deja de ser curiosa, si bien hay que tomarla con pinzas, conociendo que proviene de un centro especializado precisamente en tratar este tipo de problemas sexuales, por lo que los resultados podrías haber sido algo exagerados. De todos modos, los hombres siempre han tenido el
pensamiento de que beber les ayudaría a deshinibirse y así sería mucho más fácil conseguir ligarse a la chica. Solo que corremos el riesgo de pasarnos de copas, y acabar en la cama con nuestra pareja y sin poder satisfacerla por culpa del exceso de alcohol. Estos casos son bastante verosímiles, y todos hemos oído alguna vez algo parecido.
El estudio profundiza incluso más en el problema, aludiendo a que no es necesario emborracharnos para que el alcohol nos provoque disfunción eréctil, sino que una cantidad normal también puede producirnos desajustes en nuestra erección, provocados por la inhibición que el
alcohol produce en nuestro sistema nervioso, y el consiguiente freno del estímulo sexual que nos provoca las erecciones cuando estamos excitados. El efecto es similar con el tabaco y otras drogas, aunque en menor medida que con el alcohol.
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Si tener problemas con el alcohol ya es algo suficientemente grave para la vida de un hombre, esta disfunción eréctil y falta de apetito sexual provocada por ese problema puede convertirse en un peso más que sobrellevar, y dar lugar a un círculo vicioso en el que el hombre empiece a beber aún más por no ser capaz de funcionar sexualmente, y a consecuencia, sus problemas de erección sigan estando ahí a causa del consumo excesivo de alcohol.