Si ciertas personas no tienen dificultad a la hora de declarar su amor a una amiga, otras, sin embargo, no son tan hábiles en este ejercicio de estilo y de espontaneidad. A todo el mundo le gusta recibir declaraciones de amor, pero ofrecerlas, es otra cosa… Entre fantasía, realidad y deseo, ¿cómo darle a las palabras “te amo” todo su sentido para que tu amiga caiga rendida a tus pies?
Declaración de amor
Entre fantasía y realidad, ¿quién no ha soñado con una declaración de amor cargada de espontaneidad? A la vuelta de un paseo, ante la puerta de la vivienda, los labios contra los labios, y un beso cargado de sensualidad…
Declarar el amor con una intensidad de locura es algo que se parece mucho a lo soñado, a aquello que en realidad nos gustaría que sucediera.
El lugar no tiene importancia, pero suele ser insólito. Una parada de metro, un ascensor, una pista de esquí, un concierto… el caso es jugar con el efecto sorpresa y la pasión.
Una declaración a bombo y platillo
Otra opción va acompañada de una minuciosa preparación. Hombre como mujer, el que pretende declarar su amor, puede hacer las cosas bien y sorprender, pero sin perder la clase. En este tipo de los pensamientos de amor se juega con lo espectacular, con la puesta en escena.
Un fin de semana romántico reservado desde hace un tiempo, un restaurante donde se haya previsto que suene la música que le gusta a nuestra amiga. Una comida que termina con la entrega de la alianza colocada en el fondo de una copa de champán, y donde se espera evidentemente un “si” como respuesta.
Declaración sin complicaciones
Pero declarar el amor no requiere necesariamente todos estos artificios. A diario, es posible, a través de algunos gestos, detalles, etc., hacer que viva el amor. Por ejemplo, en una cena con velas, una caricia, unas palabras suaves susurradas junto al cuello, un baño caliente acompañado de algunas velas, incluso los menos imaginativos pueden tener ideas asequibles y realizables.
Se trata de pequeños gestos que traducen el amor hacia la otra persona a diario. Y es que una declaración a bombo y platillo está bien, pero si por detrás no hay nada más, serán palabras que se lleva el viento…